LA CREACIÓN DE LA TIERRA
MEDIA: LA PRIMERA EDAD
En el universo de Tolkien hay dos razas que juegan un papel determinante
en el mundo. Los elfos y los humanos son los hijos de ilúvatar, el dios supremo de la mitología. El génesis mítico de Tolkien
es único, puesto que el universo nace a partir de la música. Ilúvatar y los ainur, los dioses menores del universo, cantan”
la creación del universo. Este canto se divide en tres temas. El primero, en el que se origina la visión de a, “el mundo
que es”, lo cantan todos, pero uno de estos seres supremos, Melkor, trata de imponer en la música sus propios intereses
y la deforma. El segundo tema, guiado por ilúvatar, íntegra en esta creación la discordia de Melkor. Pero es en el tercer
tema, cantado sólo por ilúvatar, don de se crean los elfos y los hombres. Ilúvatar hace realidad la visión que la música genera
y le da sustancia al mundo sensible, y los ainur lo habitan para construir dicha visión. Se establecen en el continente de
Aman, que funciona como una especie de paraíso terrenal.
Lo curioso del asunto es que esta canción es el destino, pues la historia
ya está escrita, o por lo menos parcialmente determinada hasta el tercer tema, que acaba aproximadamente con los eventos de
la trilogía de El señor de los Anillos, el fin de la Tercera Edad.
EL NACIMIENTO DE LAS RAZAS
Con la luz de las estrellas despiertan los elfos, seres nobles que
no están sujetos ni a la edad ni a la enfermedad, pero que pueden ser asesinados o morir de pena. Son la raza preferida de
los ainur que habitan en Aman y que reciben el nombre de Valar. Cuando mueren, habitan en las Casas de los Muertos por un
tiempo y después pueden viajar por Aman, a diferencia de los humanos, que al morir permanecen en las Casas de los Muertos,
cuidados por Manwé, quien, inflexible y desapasionado, se dedica a cumplir la voluntad de la canción de Ilúvatar.
Aulé, uno de los Valar, desesperado porque los elfos no despertaban,
creó la raza de los enanos. Ilúvatar consagró su creación, pero le dijo a Aulé que los enanos no podían despertar antes que
los elfos. Los enanos son una creación secundaria y se supone que no son recibidos en Aman después de su muerte. Yavanna,
diosa de la naturaleza, crea a los ents para cuidar el mundo vegetal, quienes al entrar en decadencia, pierden consciencia
y se convierten en simples árboles. Tanto los ents como los enanos despiertan poco tiempo después de los elfos. Según las
leyendas élficas Melkor transforma algunos elfos en orcos y a los ents en trolls.
EL INICIO DEL MAL
El Enemigo, Señor Oscuro, Sombra del Este, El Nigromante, Señor de
los Dones, Gorthaur el Cruel, múltiples nombres que en la Tierra Media
se le dan al ojo en llamas que, desde su fortaleza en la amarga tierra de Mordor, espía en todas direcciones buscando la poderosa
sortija que le encumbrará sobre sus enemigos y lo convertirá en el amo último de la
Tierra y sus habitantes
Pero, ¿quién es en realidad Sauron y cuál es su origen? El Silmaríllion,
verdadera Biblia de la cosmogonía creada por J. R. R. Tolkien, nos describe la creación de Arda (la Tierra) por parte de los Valar o poderes, entes angélicos, representantes de Dios, llamado
Eru, en las esferas de la realidad y encargados de la construcción de alguno de los diferentes aspectos del mundo (agua, aire,
fauna y estrellas, entre otros). Para ayudarse en su obra, estos seres tenían huestes de servidores espirituales llamados
maiar.
Sin embargo, entre los valar, uno llamado Melkor deseó tener todo
lo creado bajo su control y ser reverenciado como único soberano del universo. Así, luchó contra sus hermanos en la búsqueda
del dominio total. Pero no emprendería solo su empresa, pues algunos maiar lo seguían seducidos por el esplendor de su fuerza
o atraídos por falsas promesas, y de entre ellos el más fiel y desde siempre el más poderoso fue Sauron.
LA GUERRA
DE LOS MUNDOS
Una larga y dolorosa guerra se libró en la Tierra Media cuando los elfos, algunos pueblos de los hombres y las criaturas
fieles a los valar se enfrentaron al Morgoth, que era como los elfos llamaban a Melkor.
Por fin, y gracias a la intervención directa de los
poderes, el primer Señor Oscuro, Morgoth, fue vencido y condenado por sus pares, dejando a sus seguidores en muy mala posición
ante los ojos del bando vencedor. Entre ellos, Sauron, quien perfectamente consciente de lo que le esperaba se arrepintió
de su anterior comporta miento, con un remordimiento que —nos cuenta la historia— en un principio fue sincero;
pero su natural orgullo y malignidad lo hicieron pensar en la humillación que sufriría y ante esta perspectiva prefirió ocultarse
y esperar un momento propicio para seguir la senda de su anterior patrón.
El tiempo pasó y los valar regresaron a sus moradas más allá del Oeste,
tras recompensar a los hombres que habían luchado contra Melkor, otorgándoles el dominio de una isla apartada de la Tierra Media —llamada Númenor— del imperio más grande
y poderoso que la humanidad creara en los días antiguos.
LA SEGUNDA EDAD: EL ENGAÑO DE SAURON Y LOS ANILLOS
DE PODER
Y SE HIZO LA OSCURIDAD
Pero esto también fue la oportunidad para que Sauron regresara de
su exilio. A su vuelta, descubrió que de los pueblos que aún vivían en la
Tierra Media, los hombres eran los más fáciles de manipular y le servirían bien como peones. Sin embargo,
desde siempre deseó ardientemente corromper a los elfos y usando sus poderes de transfiguración se presentó ante ellos como
Annatar, El señor de los Dones. Así pudo influir en los elfos, mostrándoles su sabiduría secreta y enseñándoles a mejorar
sus habilidades en la forja, especialmente de Anillos de Poder. Para cuando los eldar se dieron cuenta de la malignidad oculta
de su benefactor, ya era demasiado tarde: el Único había sido hecho y las demás sortijas mágicas ligadas para siempre a él.
Trataron de ocultarlas, pero esto lo único que produjo fue la ira
de Sauron, quien al frente de enormes fuerzas de orcos, balrogs y dragones asoló Eriador, donde se ubicaban los principales
reinos élficos, para apoderarse de los Nueve Anillos de los Hombres y los Siete de los Enanos. Solo no pudo obtener los tres
de los Elfos, ya que cuando parecía el vencedor indiscutible, la llegada de una fuerte flota numenoreana ayudó a vencerlo. Tan grande
era el poderío de Númenor que ni Sauron pudo hacerle frente, Pero por esta misma razón, con el paso del tiempo, sus gobernantes
se tornaron orgullosos en su gloria.
Aprovechando esto, el Oscuro fingió rendirse al Rey de los Hombres,
y fue llevado cautivo a Númenor, donde por medio de la mentira indujo a los hombres a abjurar de Eru y a tratar de atacar
a los Valar. Pero la ira divina se manifestó en forma de una gigantesca ola que exterminó a la isla y a casi todos sus habitantes.
Con todo, Sauron pudo escapar, aunque perdió su forma física y tuvo que trasladarse como una sombra a su fortaleza en la Tierra Media.
Ahí volvió a crecer en poder y malicia, gracias a que distribuyó los
Anillos de Poder entre la gente de la Tierra Media.
Entonces, para enfrentarlo, se formó la Última Alianza entre los descendientes de los numenoreanos y los elfos, quienes sitiaron
al enemigo en Torre y lo derrota ron por un corto tiempo al despojarlo del Anillo Soberano en el que el Oscuro había vertido
la mayor parte de su poder y voluntad.
Lo que acontece después es de sobra conocido para todos los que han
leído la trilogía y aún para los que sólo han visto los filmes de Peter Jackson, pues ya se prefigura que el Anillo y el destino
de la mano que lo creó están intrínsecamente unidos, por tanto lo que le pase a uno repercutirá necesariamente en el otro.
Aunque por la naturaleza “angelical” de Sauron sus capacidades
van más allá de las de cualquier mortal, su arma principal no son las demostraciones vulgares de poder, sino más bien el engaño,
el subterfugio y el aprovechamiento de los deseos secretos que sus oponentes abrigan dentro de sí.
La suerte está echada, la hora del destino se acerca y Frodo corre en pos
de su futuro y el de todas las criatu ras de la Tierra Media;
solamente quien juegue mejor sus cartas será el vencedor en la lid no olvidando que en el Único se halla contenida la esencia
de Sauron, el Oscuro como una sombra omnipresente que se extenderá por las tierras y los corazones de los protagonistas. Porque
no hay que olvidar que sortija y amo, juntos son, simple mente El señor de los Anillos